Su vida se enmarca dentro de la gran sinfonía de hombres y mujeres, amigos fuertes de Dios, que en la Iglesia de Cartagena han sido dóciles a la acción del Espíritu Santo, dejando una estela de luz y una invitación a seguir las huellas de Cristo: Beata María Ángela Astorch, Beato Andrés Imbernón, Beata Piedad de la Cruz, Beato Fortunato Arias, Siervos de Dios D. Juan Sáez Hurtado, D. Juan Paco Baeza, D. Diego Hernández, Madre María Seiquer….

Esta semblanza quiere ser un agradecimiento del corazón de muchos sacerdotes, seminaristas y seglares que han recibido el influjo benéfico de la entrega y la  espiritualidad de este sacerdote de Jesucristo.

El centenario de su nacimiento coincide con el Año de la fe convocado por Benedicto XVI, y con la reciente proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia universal. Dos acontecimientos que brillan en el caminar de este sacerdote. La fe como motor que impulsó todo su pensar y todo su actuar, y san Juan de Ávila, su maestro,  de cuya doctrina nutrió su espiritualidad sacerdotal.

Esta semblanza quiere ser un agradecimiento del corazón de muchos sacerdotes, seminaristas y seglares que han recibido el influjo benéfico de la entrega y la  espiritualidad de este sacerdote de Jesucristo.