LA ALEGRÍA PASCUAL

ALEGRÍA EN EL SEÑOR… 

CRISTO RESUCITADO, el mismo día de su resurrección hace a su Iglesia tres preciosos e importantes regalos: La paz, el perdón de los pecados  (Jn 20,19-23), y una alegría “que  nadie os podrá arrebatar” (Jn 16,22).

LA ALEGRÍA CRISTIANA.

“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad siempre alegres” (Fil 4,4). Es una llamada, una exigencia absoluta; y da una única razón:  “El Señor está cerca”.(4,5).

         Para empezar podríamos preguntarnos:

¿Es posible hoy estar siempre alegres?

¿Es fácil hoy una alegría constante, permanente, que sacie el corazón del hombre?

¿No será una ilusión, un idealismo y no una realidad experimentada?

Y ¿por qué medios podemos conseguir esa alegría? ¿Por qué caminos encontrarla?

Hay una alegría que podemos llamar   “fisiológica”.

Digamos que sería la que produce la parte más netamente “material”, corporal, de la persona: lo “agradable” de la buena comida, la bebida, la droga, el sexo…etc.  (Ésta, puede ser moralmente buena, o también moralmente mala y pecaminosa, según busque y tienda, o no, a la recta realización de la persona “según el plan de Dios”).

 También hay otra que podemos llamar “psicológica”.

Emana ésta de la “psiqué” o parte más netamente “anímica” de la persona, es decir, de las facultades intelectivas, volitivas, afectivas. Sería la que se experimenta cuando las cosas salen bien, lo que cuadra con mis gustos o necesidades, lo que realiza mis deseos… El examen aprobado, el buen puesto de trabajo conseguido, la buena salud comprobada… La madre que abraza a su hijo, amigos o novios que se encuentran…  (Su moralidad buena o mala dependerá también de la motivación, buena o mala, que la produzca).

 Otra es la alegría que podemos llamar   espiritual".

Ésta depende de lo más interior del ser humano, y con un sentido moral-positivo-religioso: Es la que produce una buena amistad, el amor limpio entre novios, el encontrar una verdad, el hacer el bien, la certeza sobre la propia vocación en la sociedad, en la Iglesia… La felicidad experimentada tras una buena confesión sacramental, hecha con un corazón contrito y humillado… La alegría de unos enamorados el día de la boda; o la de una Religiosa el día de su Profesión, o la del recién ordenado Sacerdote, sintiendo tan cerca y tan vivamente a Jesús en el corazón.

También, otra, la que podemos llamar “sobrenatural”.

Es la alegría que no procede de nosotros mismos sino que viene de Dios. Es un rico Don del Espíritu Santo.  San Pablo, en su carta a los Gálatas (5,22), después de enumerar una serie de apetitos desordenados, que en el ser humano son semilla y camino de perdición, presenta también los Dones o frutos del Espíritu, fuente de nuestra plena felicidad. Entre ellos y en primer lugar, con el amor y la paz, la alegría o gozo que viene de Dios.

 La criatura la siente de alguna manera, la experimenta, es profunda…   toca  lo más hondo  del corazón del hombre,  va  de dentro a fuera… transforma, ennoblece, eleva, embriaga… es eterna (“nadie os la puede arrebatar” –Jn 16,22-). Es un anticipo de la felicidad que ya gozan los bienaventurados en el cielo (“entra al gozo de tu Señor”-Mt 25,21-). 

 Esta alegría es compatible  -qué paradoja-  con el dolor, con la enfermedad, con el luto, con la lucha diaria, con el sacrificio, con el martirio  (San Lorenzo, según la leyenda unida a su martirio, cuando estaba siendo quemado en una parrilla daba gracias a Jesucristo, por haberlo escogido a él para ‘franquear de ese modo las puertas del Reino’). Es compatible con la penitencia, con la pobreza, con los fracasos de la vida…  Ahí están las Bienaventuranzas para confirmarlo.

         San Pablo, resumiendo su propia experiencia, exclama:


+“Desbordo de gozo en medio de mis tribulaciones” (2Cor 7,4)
+“Me alegro de padecer… pues así completo en mi cuerpo…  lo que aún falta a la Pasión de Cristo…” (Col 1,24)

LA ALEGRÍA SOBRENATURAL

 *Es un DON   de  Dios, un don Mesiánico:

                   +Que Dios regala a los hombres porque quiere que seamos felices:   “Os anuncio un gran gozo…”.  (Pregón de los Ángeles a la humanidad en la primera Nochebuena (Lc 2,10)
                   +Que llena de gozo a  Jesucristo:  “En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús”. (Lc 10,21).
                   +Que llena de gracia María:  “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador”  (Lc 1,47).
                   +Que llena de alegría a Juan Bautista  ya en el seno de su madre: En cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno” (Lc 1,47).
                   +Que Pablo destaca como fruto del Espíritu: “Los frutos del Espíritu, en cambio, son: amor, alegría…”(Ga 5,22) (Fruto riquísimo del Espíritu Santo que Él siempre infunde en los corazones limpios y fieles.)

*Alegría, pues, de Cristo resucitado, alegría pascual. Alegría en la que el Papa Juan Pablo II  felicita todos los años al mundo entero, por Navidad y Pascua de Resurrección. Y lo hace en multitud de lenguas (50 idiomas), signo pentecostal de que la gracia y alegría de Cristo es un don para todos los pueblos, para toda la humanidad.

TESTIMONIOS DE “VERDADERA ALEGRÍA”.

Son numerosos y variados. Tantos, quizá, como santos, conocidos y ocultos, que han encontrado el sentido gozoso de su vida en seguir a Jesús. Entresacamos sólo algunos:

         *Manuel Lozano Garrido, militante cristiano, periodista y escritor. Llevando ya varios años en una silla de ruedas, invita a los amigos en su casa a una copa de champán porque ve próximo su encuentro definitivo con el Padre.

         *Santa Teresa de Jesús
                   Estando en esto, veo sobre mi cabeza una paloma bien diferente de las de acá, ….. . (Vida, 38,10)

*San Francisco Javier.-
         Extenuado por sus incontables fatigas misioneras, contemplando a Cristo crucificado, exclama:
         “No me des tanto consuelo,
         que me quitas el anhelo
         con que a la muerte convida;
         si  haces de la vida cielo,
         vas a apegarme a la vida”.
                                      (De “El Divino Impaciente”)

         *San Francisco de Asís. “La perfecta alegría”.
(Entresacado de sus “Florecillas”)

        Yendo cierta vez san Francisco desde Perusa a Santa María de los Ángeles con fray León, en tiempo de invierno, con frio crudísimo, dijo a fray León:

         –Fray León, aun cuando los frailes menores diesen gran ejemplo de santidad y edificación…. Aun cuando diesen vista a ciegos, curasen a tullidos, sordos, mudos, y aun resucitasen muertos…  Aun cuando supiesen todas las lenguas y ciencias, y toda la Escritura. Aun cuando profetizasen…  y supiesen predicar de modo que convirtiesen a todos los infieles a la fe de Cristo… Aunque hablasen con lengua de ángel… y les fuesen revelados todos los tesoros y secretos de la tierra…   escribe, Fray León, que no se halla en todo eso la verdadera, la perfecta alegría.


…Fray León, muy maravillado, preguntó a san Francisco:  -Padre, ruégote de parte de Dios que me digas dónde está la verdadera alegría. Y san Francisco contestó:

         –Cuando lleguemos a Santa María, calados por el agua y helados por el frío y cubiertos de barro y afligidos por el hambre y llamemos a la puerta del lugar, si el portero viene enfadado y nos dice: “…¡fuera de aquí, que sois dos bribones que andáis por el mundo engañando y robando las limosnas de los pobres!… Entonces, si a pesar de tanta injuria y crueldad, nos sostenemos pacientemente sin turbarnos y sin murmurar de él, pensando humilde y caritativamente que aquel  portero  bien  nos conoce  y  que  Dios  le hace hablar contra nosotros, ¡oh, fray León!, en esto estará la verdadera alegría. 

         Y si perseveramos llamando a la puerta y sale él turbado y como a bergantes nos echa con villanías y bofetadas… si nosotros lo sufrimos pacientemente con alegría y con amor, fray León, en esto habrá perfecta alegría. 

         Y si, acuciados por el hambre, por el frío y por la noche, volvemos a tocar y llamamos y rogamos por amor de Dios…. y aquel, escandalizado sale fuera con un bastón nudoso y, cogiéndonos por el capuchón nos echa al suelo sobre la nieve y nos golpea duramente; si entonces nosotros conllevamos todas estas cosas con alegría, pensando en las penas de Cristo bendito que debemos soportar por su amor, ¡oh fray León!, escribe que aquí se hallará la perfecta alegría”.

Teresa del Niño Jesús.-
        
Precisamente en los grandes sufrimientos de “su pasión”  (enferma, en la noche oscura de la fe, y a ocho meses de su muerte), es cuando compone su propio “himno a la alegría”, en una poesía que titula: “Mi Alegría”.

3.- Cuando el cielo azul se oscurece y parece que me abandona,
mi alegría es estar en la sombra, es ocultarme, es humillarme.
Mi alegría es la voluntad santa de Jesús, mi único amor.
Así, sin temor alguno vivo y amo tanto la noche como el día.

6.-Mi alegría es luchar sin descanso para engendrar elegidos…
Por ti, hermano divino, sufro gozosamente.
Mi alegría en la tierra, mi única alegría es poder alegrarte.

            Y en su manuscrito, dedicado a M.Gonzaga, (terminado a penas dos meses antes de su propia muerte),  le confiesa  su preciosa vivencia de alegría en el sufrimiento:

            “He sufrido mucho desde que estoy en la tierra. Pero si en mi niñez sufría con tristeza, ahora ya no sufro así: lo hago con alegría y con paz, soy realmente feliz de sufrir.” (C. 4v)

            “Ya pueden todas las criaturas inclinarse hacia ella (Teresa), admirarla, colmarla de alabanzas. No sé por qué, pero nada de eso lograría añadir ni una gota de falsa alegría a la verdadera alegría que saborea en su corazón al ver lo que es en realidad a los ojos de Dios: una pobre nada, y sólo eso”. (C. 2r)

         *San Juan de Ávila.
        
 Habla de un “Gozo sin medida”:   ‘Las Personas divinas se nos dan para que las disfrutemos… Goza de Dios, pues Dios se te da’.

Jaculatoria:      
           
“Espíritu Santo, concédenos el gozo de servir a la Santa Iglesiande balde y con todo lo nuestro” (Del Seminario de Málaga)

 ENEMIGOS DE LA VERDADERA ALEGRÍA:

 

1º.- Los remordimientos de una conciencia manchada..
         El pecado venial … entristece al Espíritu Santo
+”No aflijáis al Espíritu de Dios, que os selló para el día del rescate”.    (Ef 4,30)
+”Alejad de vosotros toda amargura, pasión, cólera, gritos, insultos”… (Ef 4,31)

2º.- Las preocupaciones excesivas y constantes.
La vida agobiada, recargada de problemas, el carácter débil, que no sabe evitar y recortar actividades, etc.:
+”No estéis turbados. Creed en Dios y creed en mí”.(Jn 14,1)
+”No acumuléis riquezas… No andéis angustiados por la comida y la bebida para conservar  la vida…” (Mt 6, 19.25)
+”Dios hizo sencillo al hombre, pero él se complicó con muchas razones. (Qo 7,29).
+”Encomendad a Dios vuestros afanes, que él se ocupará de vosotros”. (1ª Pe 5,7)
+”Sea vuestra conversación grata, con pizca de sal, sabiendo responder a cada uno como conviene” (Col 4,6)

3º. Las cruces no aceptadas en fe, rechazadas, protestadas.
+”Muchos,… enemigos de la cruz de Cristo… su dios es el vientre,… su mentalidad es terrena” (Fil 3,18)
+”El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz de cada día y venga conmigo. Quien quiera salvar su vida la perderá; quien pierda su vida por mí la salvará”.  (Lc 9,23-24).

4º.- El propio carácter dominante, comodón, avinagrado, pesimista; el mal humor habitual, fruto muchas veces del amor propio no vencido…  Todos los egoísmos que anidan en el corazón humano, no combatidos con energía… El querer que todos piensen y obren según mi criterio…
+”…Si os irritáis, no pequéis. No se ponga el sol mientras dura vuestra ira, no cedáis al diablo…. No salga de vuestra boca palabra alguna ofensiva… Alejad de vosotros toda amargura, pasión, cólera, gritos, insultos… “ (Ef 4,26-32)
 
5º.- Los  apegos  del  corazón.   El corazón apasionado es verdugo de sí mismo. San Juan de la Cruz define y describe así sus efectos:   “Los apetitos cansan el alma y la atormentan y oscurecen, y la ensucian y enflaquecen… Todas las criaturas    son meajas que cayeron de la mesa de Dios” (Subida 1, c.6, nº 3 y 4).   (¡Y las migajas, excitan, pero no sacian el hambre!).

CRISTO RESUCITADO, fuente de nuestra alegría.
+Mt 28,8. “Se alejaron… llenas de miedo y gozo, para dar la noticia…
+Jn 20,20. “…Los discípulos se alegraron al ver al Señor.”.
+Ac 2,12. “Fuera de sí y perplejos comentaban: ¿Qué significa esto?  (al oírles en lenguas).
+Ac 5,41.“Ellos se marcharon del tribunal contentos de haber sido considerados dignos de sufrir desprecios por su nombre".

Presupuesto de nuestra alegría: Sentirnos hijos amados de Dios en el Hijo, imágenes vivas de Jesús. “Estar con Jesús es un dulce paraíso, estar sin Jesús es un terrible infierno. (Imitación de Cristo).

Sólo Jesús sacia sobreabundantemente los deseos y las aspiraciones más profundas del corazón del hombre. Jesús es para todas las personas que se han encontrado con Él en algún momento de su vida: descanso, consuelo, gozo inefable, paz, estímulo, vino que embriaga, pan del cielo, agua que salta hasta la vida eterna, Verdad siempre nueva, Bien supremo, Amigo que nunca falla… liberación, novedad…

+Mt 11,28: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré”.

¿POR QUÉ CANALES  llega a mi corazón el agua viva de la verdadera alegría?
              
  A).-  La pureza de corazón: Supone un corazón que lucha diariamente por limpiarse de la broza del egoísmo, de la vanidad, de la concupiscencia, del rencor, de la curiosidad no justificada, de la ambición… Nuestro corazón, llamado a ser un Sagrario resplandeciente de la Divinidad… se halla a veces convertido en lugar sucio y maloliente. Ha de ser un corazón despojado de sí…y compensado sobreabundantemente por una presencia embriagadora de Jesús. Es el mismo Corazón de Jesucristo, trasplantado en un cristiano. (Se ha escrito: El corazón de Pablo era el corazón de Cristo).

San Juan de la Cruz: “Lo mismo me da que un ave esté atada a un hilo grande o pequeño… mientras esté atada no vuela”.

Jesús, -dice Juan Esquerda-  va ocupando el sitio que le dejamos libre de otras ataduras, y nos da la alegría de seguirle.

         Ejemplos:

         Pablo es más feliz cuando es azotado, perseguido, encarcelado, viviendo y pasando infinidad de peligros, de trabajos, de sufrimientos de todo género… (“Si toca presumir, presumiré de mi debilidad” -2Cor 11, 16-30),  que el joven rico del Evangelio… que no quiere desprenderse de sus riquezas y se marcha triste y deja más triste al Maestro, que quería darle la felicidad y el ciento por uno aún aquí en la tierra (Mc 10, 17-22).

         El sacramento de la Penitencia es el sacramento de la reconciliación con Dios, de la conversión del corazón… de la renovación de la amistad con Jesús… Es el Sacramento de la alegría.

         Teresa del Niño Jesús, enferma de tuberculosis, echada en una pobre colchoneta en su celda pobre, tiritando de frío… se siente –y se manifiesta-  más feliz que la más célebre artista de su tiempo recibiendo el más caluroso aplauso de sus admiradores.

B).– La Palabra de Dios, otro canal de la verdadera alegría, si es escuchada, meditada, asimilada… Si me lleva a la conversión de vida, del corazón…

         Jeremías 15,16: “Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba… Tus Palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón”.

         La Palabra me lleva irresistiblemente a la oración… al diálogo filial con mi Padre Dios… porque me descubre que Dios es mi Padre y que Dios me ama, y entonces la oración no es un deber, es un derecho.  “Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti”. (Salmo 84,4).

         En la oración cristiana el alma se deja invadir por el Espíritu Santo que ora en nosotros… a la vez que inspira la oración que conviene en cada circunstancia de la vida. Todas estas experiencias de oración son gratificantes y alegran el alma, como la del niño en brazos de su padre…  El santo cura de Ars decía a sus feligreses: El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo.

         Juan evangelista es más feliz recostado sobre el pecho de Jesús “en la noche en que iba a ser entregado el Maestro”, en la noche feliz de la Institución del Sacerdocio y de la Eucaristía… En el Calvario, unido a Jesús… orando con Él, compartiendo con Él sus tormentos, agonizando moralmente con Él… Enjugando las lágrimas de María… Es más feliz Juan viviendo todas estas situaciones, que Judas esclavo de su avaricia, atormentado por su traición, con treinta monedas de plata en su bolsa, pero que arroja lejos, desesperado hasta acabar con su vida en la horca.   Y más feliz, sin duda, que Pilatos o que Herodes, víctimas de sus cobardías y lujuria.

         O también, más felices sin punto de comparación María y Marta recibiendo en su casa a Jesús y a los Apóstoles, trabajando, fatigándose y gastando su dinero, que Salomé, la hija de Herodías, bailando en la fiesta del cumpleaños de Herodes, con el aplauso de los comensales y presentándole al rey la cabeza del Bautista…

C).- La oración, es también canal de alegría.
        
 En muchos salmos se pide o se cuenta con esta alegría:
+”Alegra el alma de tu siervo, pues la levanto hacia Ti” (Sal 86,4)

+La oración pone en conexión con la fuente de la alegría:

         *Porque es diálogo filial y confiado con mi Padre-Dios, que me mira, me espera, me escucha… “Que es rico en misericordia… Que me corona de amor y de ternura”.  (Sal. 103)

         *Porque es intimidad y presencia con un Jesús amigo y hermano, (Jn 15,15). Es ‘tratar de amistad, estando muchas veces a solas, con quien sabemos nos ama’ (Santa Teresa).

         *Porque es un intercambio de amor con el Espíritu Santo que habita en nuestros corazones, inspira y calienta nuestra oración, y que es “el dulce huésped del alma”, y el Maestro y el Esposo que fecunda las almas…

Juan Pablo II,  en su Carta para el Nuevo Milenio (NMI, 33): La oración en los místicos llega a ser “unión esponsal” y “vivencia de afecto hasta el “arrebato del corazón”.

D).- Otro canal: La caridad fraterna.
         
San Agustín: La alegría completa es la que se encuentra en la misma comunión (unión fraterna), en la misma caridad, en la misma unión. El Libro de los Hechos lo recoge en frase lapidaria:  “Hay más dicha en dar que en recibir”.(Ac 20,35)

Vivir, trabajar, gozar, sufrir, convivir y aun morir amando… es canal de primera categoría para beber a raudales la alegría del Espíritu Santo. Experiencia de vidas y corazones  cristianos.

                                         Ejemplos:
    
  *La felicidad de Madre Teresa de Calcuta besando los pies cancerosos de un leproso o recogiendo a un moribundo en un estercolero de la India, mayor que la de millares de jóvenes en noches de alcohol y desenfreno, comprando migajas de felicidad con vanidades y excesos y aun entregándose a pasiones vergonzosas y degradantes que les dejan hastiados y vacíos…

*El gozo de Jesús, amado infinitamente por el Padre, al escuchar con sus oídos humanos su declaración de amor:  “Este es mi Hijo amado, mi predilecto”.(Mt 3,17; Mt 17,5). ¡Qué torrente de delicias y gozos inundaría su corazón! ¡Qué buen cumplimiento del salmo   37,3: “Sea el Señor tu delicia y él te dará lo que pide tu corazón”. 

*El gozo de María: saberse “la agraciada, favorecida de Dios (‘llena-de-Gracia’) como la llama el Ángel, (Lc 1,26) y que le lleva a exclamar inundada de gozo:  “Mi espíritu se alegra en Dios mi salvador…” (Lc 1, 47)
     
 *El gozo de Santa Isabel es sentirse bendecida y privilegiada por Dios, al hospedar en su casa a la Madre de su Señor;  por lo que el niño saltó de gozo en su seno. (Lc 1,44).
        
*El gozo de la Iglesia es saberse esposa santa de Jesús, amada de Dios Padre y hermoseada, iluminada y fecundada por el Espíritu Santo.

*El gozo del cristiano es oír de Juan: “Mirad qué amor os ha tenido el Padre. Somos llamados hijos de Dios, pues lo somos en verdad” (1ª Jn 2,1).
  
*El gozo de Santa Mónica es ver a su hijo Agustín, hijo de muchas oraciones y lágrimas, recibiendo el bautismo cristiano, de manos de San Ambrosio en Milán… 

*El gozo de Santa Teresita, al contemplar embelesada, tras una emocionante ceremonia el día de su toma de hábito, (10 Enero 1888), el regalo de bodas de Jesús: todo el huerto del convento cubierto de nieve, como ella, casi como un sueño, deseaba. (Historia de un Alma,  Manuscrito A, 72v).

*El gozo de Juan Pablo II, cuando en la cárcel de Roma pudo abrazar, bendecir, perdonar y absolver al hombre que le había disparado en la plaza del Vaticano. Se sintió otro Jesús, vivo y misericordioso…

E).– La Liturgia: Canal privilegiado de alegría.
        
 La alegría está al alcance de nuestras manos, si la queremos,  la pedimos, y nos dejamos inundar por el agua que “alegra la ciudad de Dios”.

         La liturgia la celebra y la pide constantemente. En las fiestas de Navidad y Pascua de Resurrección, la alegría es el núcleo mismo del Misterio que se celebra:  “Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: Hoy os ha nacido…un Salvador” (Lc 2,10). Y en Pascua: “Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar” (Sábado 7ª. Semana de Pascua).

         Alegría unida a servicio, como pedimos: “Señor, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio…  pues en servirte a Ti está el gozo pleno y verdadero” (13ª. Sem. T.O.)

         Alegría, en cantos y lecturas de la Liturgia:

         *Salmos:    El tema de la alegría es muy frecuente en los Salmos. Citamos sólo algunos:
+5,12-13:   “Y se alegren los que a ti se acogen; se alborocen por siempre; tu los proteges, en ti se alegran los que aman tu Nombre…

+51 (50),10:  “Devuélveme el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados…”  v.14: “Vuélveme la alegría de tu salvación”.

 +90 (89),14:  “Sácianos de tu amor a la mañana, que gocemos y cantemos toda nuestra vida. Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, los años que conocimos desdichas..”.
+86 (85),4:   “Recrea  el alma de tu siervo,  pues levanto mi alma a Ti.”

 +96 (95),11-13: “¡Alégrense los cielos, y regocíjese la  tierra,  retumbe  el mar  y cuanto  encierra; exulte  el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque.”
+100 (99),1.2:  “¡Aclamad a Yahvéh, toda la tierra, servid a Yahvéh con alegría;  llegaos ante él entre gritos de júbilo!…”

+68 (67), 4: “Mas los justos se alegran y exultan ante la faz de Dios, y saltan de alegría.”

+Is 61,10.  “Con gozo me gozaré en Yahvéh, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de ropas de salvación, en manto de justicia me ha envuelto como el esposo se pone una diadema, como la novia se adorna con sus aderezos”…

+Jer 15,16. “Era tu palabra para mí un gozo y alegría de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre, Yahvéh, Dios Sebaot.

 +Mateo,  5, 1ss.  Las Bienaventuranzas…(Canto reiterativo gritando la dicha, la felicidad, la alegría de los que, correspondiendo a la gracia, se deciden a seguir los caminos de Jesús. O mejor, a seguir a “Jesús, Camino”. Pues Él es el único fondo y meta de ese gran gozo.

 +Filip  4,4. “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres”.

 +Filip   2,17.18. “Aun cuando mi sangre fuera derramada como libación… me alegraría y congratularía con vosotros. De igual manera, también vosotros alegraos y congratulaos conmigo.”

+Col  1,24.  “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo”…

 +Juan 15,11. “Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.

 Y la MISA, corona de la Liturgia…

Sacrificio y Sacramento que nos da el Pan vivo “que contiene todo deleite”, y el vino que embriaga, “porque alegra el corazón del hombre”

ORACIÓN PARA SUPLICAR LA ALEGRÍA A NUESTRA SEÑORA.
         
Santa María, + Dulzura nuestra, + Madera olorosa, + Cielo con pájaros, + Vacaciones, + Talla románica, + Plaza con niños y bicicleta, + Carta de casa, + Ventana con sol, + Mano para guiar, + Mano para apoyar la frente, + Mano suavísima, + Silla baja, + Candela bendita, + Huerta de recreo, + Señora de los Ángeles, + Volver a casa, + Casa con las luces encendidas, + Campana en el Valle, + Alivio en la agonía, + Aceite claro, + Fruta, + Zafiro, + Seda, + Seda y adorno sin par, + “Buenas noches” con sueño, + Pan, + Agua, + Vino, + Flor de durazno, + Palomita quieta, + Vaso de exquisita ternura, + Esposa, + Hermana, + Madre amable:

        Dígnate concedernos una hermosa alegría, amor a los hombres y conocimiento de las cosas. Amén.
                                                                                                               
 José María Cabodevilla
Unión Apostólica. Pascua de Resurrección. 2002. Murcia