INFANCIA

Nació nuestro biografiado en la ciudad  de Hellín, provincia de Albacete el 19 de diciembre de 1912. Era hijo de Dámaso Eslava Martínez y de Remedios Alarcón García, naturales de Cuenca y Monóvar (Alicante) respectivamente.

Su padre era Guardia Civil y su madre ama de casa. Ambos profundamente cristianos. De aquel matrimonio nacieron cuatro hijos: Concha, Remedios, Dámaso y Antonio. Hellín, Pozo Hondo, Águilas y  finalmente el Barrio del Carmen de la Ciudad de Murcia, fueron los destinos de su padre y con él se trasladaba toda la familia.

Madre y padre de D. Dámaso
Fue Bautizado el tercer hijo del matrimonio con el nombre de Dámaso, como el de su padre, en la Parroquia Arciprestal de Ntra. Sra. de la Asunción de Hellín, el 28 de diciembre del mismo año, por D. Francisco Ballester Úbeda, coadjutor de la parroquia, según consta en la libro 96 folio 300 del archivo parroquial y que moriría testigo de la fe durante la persecución religiosa de 1936.

En Águilas se desarrolló la infancia y adolescencia de D. Dámaso. Allí empezó a brotar en él un gran amor a la Santísima Virgen; le gustaba ir a visitar a la Virgen de los Dolores, patrona de la localidad y rezarle una salve.

El entorno familiar, dónde se educó D. Dámaso, fue el terreno propicio para que se formara en él una profunda vida espiritual. En su familia se cultivaban auténticas virtudes cristianas, donde reinaba la caridad y  la austeridad, propias del cuerpo de la Guardia Civil en los principios del siglo XX.

Su padre era bondadoso y desprendido. Una vez siendo D. Dámaso sacerdote le pidió un abrigo, porque había dado el suyo a un hombre que viajaba al Norte. Y cuando se jubiló ayudaba a la gente de la huerta más pobre e inculta, a arreglar papeleos oficiales, escribir cartas o mandar telegramas, lo que le salvó de morir en tiempo de guerra. Esto llevó a D. Dámaso a ser un hombre pobre y disponible, como había aprendido en su familia.

Su madre era abnegada, servicial, cariñosa,  tenía un gran sentido del humor y fina ironía. Era como decía el papa Pablo VI de las esposas y madres cristianas: “el sol del hogar”.  Era una familia unida y feliz.

Su madre y sus hermanas Remedios y Concha vivieron con él, exceptuando los años de director espiritual del Seminario de San Fulgencio y de director de la Casa Sacerdotal, estando siempre atentas al cuidado de la casa y a  la atención de los sacerdotes.