II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Desde 1931, con la proclamación de la II República y la persecución religiosa que conllevó,  crecía la convicción de que se acercaban días de prueba… “vivíamos en el Seminario con espíritu martirial, henchidos de amor a Dios”. No había sino que prepararse con fortaleza y con gozo para cuanto el Señor quisiera de nosotros… En fin, eran tiempos de maduración interior y de firmeza en la fe. “Que se cumpla en todo la voluntad del Señor y ojalá que nos encuentre dignos de sufrir persecución, hambre y aún la muerte por su nombre”. Todo por amor a Jesucristo que nos amó hasta dar la vida por nosotros.

Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939) se cerró el Seminario. Durante ese periodo se retiró a casa con su familia en la carretera del Palmar, pero fue denunciado a las autoridades, que seguidamente lo buscaron para interrogarle sobre su vocación sacerdotal. D. Dámaso era ya diácono, lo que no ocultó en ningún momento, fue arrestado y a punto de ser martirizado en la subida al Puerto de la Cadena, en el paraje de la Paloma; un amigo de su padre intercedió por él y lo libró. Él recordaba este momento con emoción (…): “¡qué fácil hubiera sido ir al Cielo, gritando: Os perdono, Viva Cristo Rey”.  Pero los planes de la Divina Providencia eran otros…

Después fue enviado al frente de Extremadura; un médico amigo le recomendó que se hiciese pasar por enfermo para evitar coger las armas, llegando incluso a ser operado de apéndice.  Tuvo que volver a Murcia para ser operado y siempre encontró la persona oportuna que le ayudara en el camino de vuelta, lo que le llevó a acuñar una frase que repetiría mucho a lo largo de su vida: “La providencia de Dios es escandalosa”. Después de la operación fue enviado al balneario de Fortuna, donde estuvo mucho tiempo para recuperarse