Dña. Rosa Llamas Martín, Virgen Consagrada

El trato con D. Dámaso Eslava fue de singular importancia para mi vida y mi vocación. Puedo decir que dejó en mí la huella del deseo de santidad como fuente de alegría, lo cual él sabía contagiar.

Así nos lo transmitió a las Vírgenes Consagradas, considerando el gozo de servir a Dios, y  la vida de unión a Dios por la oración y la entrega de la propia virginidad como lo característico de nuestra vocación.

Cada semana teníamos una reunión de formación con D. Dámaso, de la cual salíamos muy edificadas, y además mensualmente nos daba un retiro en el que profundizábamos en el sentido de la vida cristiana, del camino de la santidad y sobre la especificidad de nuestra vocación de servicio y entrega a Dios.

Era patente el afecto que sentía por nuestro carisma, y por eso cuidaba mucho de nuestra dirección y guía espiritual. 

Ver a D. Dámaso era ver a un hombre muy de Dios, siempre sonriente y siempre contento.