COADJUTOR DEL CARMEN DE MURCIA

Su primer destino fue como Coadjutor de la Iglesia Arciprestal de Ntra. Sra. del Carmen de Murcia, a petición de su párroco D. Mariano Aroca López, cargo que ejerció durante once fructíferos años, desde octubre de 1939 hasta septiembre de 1951.

Su labor entre los jóvenes de Acción Católica del Carmen pronto se hizo notar. Escribía uno de aquellos jóvenes, Ángel Abad Lorca, en el ya citado diario la Verdad en el año 2006: “Hace muchos años tuve la suerte de que el Señor pusiera en el camino de mi vida a D. Dámaso Eslava, ejemplar sacerdote de Dios, encuentro que cambió radicalmente mi vida, al igual que la de tantos y tantos jóvenes, en aquel añorado centro de Acción Católica del Carmen, de Murcia”.  Trabajó muy unido al Consiliario diocesano de la juventud de Acción Católica, D. José Aguirre, al que le ligaba una profunda amistad y un mismo ideal de santidad.

Todo su celo pastoral se resumía en el deseo de que sus feligreses fuesen portadores del amor de Cristo, invitándoles a descubrir el interés y la actualidad del Evangelio; la importancia de la oración y los sacramentos, como medios seguros y eficaces para ser cristianos coherentes.

Con su testimonio e innata alegría, suscitó entre los jóvenes muchas vocaciones sacerdotales, misioneras y religiosas, todo para mayor utilidad de la Santa Iglesia. Tanto fue que algunos llegaron a llamar a aquel centro de Acción Católica “vivero de vocaciones”. Sus Jóvenes estaban siempre dispuestos para ayudar en cualquier actividad diocesana, como concentraciones juveniles, la procesión del Corpus…

Su prolongada oración ante el Sagrario era el motor de su vida sacerdotal; sabía que sin Cristo, no podía hacer nada, y sus largas horas de confesionario y dirección espiritual eran instrumento para moldear las almas de los jóvenes según el corazón de Dios.

Desde 1944 a 1951 D. Dámaso fue nombrado confesor ordinario del Seminario menor de San José, ¡Cuánto gozaba su alma ayudando a los seminaristas! “Intentaba mostrarles la alegría de la virtud y la tristeza del pecado”. Pensaba muchas veces: “El que ayuda a un seminarista o a un sacerdote ayuda a un pueblo”.

Estando en la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, por mediación de D. Diego Hernández,  entró en contacto con el Siervo de Dios D. José Soto, sacerdote que fue durante más de treinta años director espiritual del Seminario Diocesano de Málaga y gran propagador de la renovación de la Iglesia por la santidad de los sacerdotes, siguiendo las huellas del entonces Beato Juan de Ávila.

D. Dámaso con aspirantes y jóvenes de Acción Católica del Carmen.

La amistad con este sacerdote, hizo un gran bien a D. Dámaso, que le llevó a potenciar mucho la espiritualidad sacerdotal y a redescubrir la importancia del bautismo en la vida cristiana.